¿Cuáles son los mitos y leyendas de Cáceres?

Alrededor de la mayor parte de las ciudades, existen múltiples mitos y leyendas, que hacen que cada uno de estos lugares tengan un encanto especial, y que al visitante, resulte atractivo visitar estas ciudades. Así como curiosos misterios que envuelven de un enigmático halo a la ciudad. Por eso nos preguntamos ahora cuáles son los mitos y leyendas de Cáceres. Sigue leyendo que te los contamos.

El caso de Cáceres, por sus orígenes históricos, resulta ser un caso que tiene mayor trascendencia. Sus calles y piedras, esconden mitos, leyendas, romances ocultos…, muchos de los cuales, a través de la tradición oral han llegado hasta nosotros.

Si lo quieres, te invitamos a que sigas leyendo y conozcas más en profundidad estos mitos y leyendas y, cuando visites Cáceres, veas todo más de cerca.

La Mora Encantada

Uno de los mitos y leyendas de Cáceres que más se escuchan por la ciudad es el de la mora encantada. Según cuenta la tradición oral en relación al mismo es que, corría el año 1229, y el rey Alfonso IX se encontraba batallando por la reconquista de los territorios dominados por los musulmanes, y uno de ellos era el destacamento de Cáceres (Hizn Qazris, nombre de Cáceres en musulmán).

Debido a que no le era posible llegar a él mismo, envió a un capitán de su tropa, quien, en una de las múltiples batallas por la reconquista, conoció a la princesa mora, hija del gobernante de la ciudad, y se enamoraron los dos.

Dada la situación bélica, se veían a escondidas por las galerías ocultas de la Muralla Almohade de Cáceres, hasta que el capitán que envió el Rey, encontró el acceso a la ciudad y se propició la reconquista, el 23 de abril de 1229.

Como consecuencia de ello, el Caid gobernante de Cáceres, antes de fallecer, maldijo a su hija, convirtiéndola en gallina y a sus doncellas, en polluelos, todos ellos de oro, y la maldición les obliga a vagar por las calles durante la víspera del día de San Jorge, cada año.

Casa de los Solís

La Casa de los Solís de Cáceres también encierra alrededor de sus piedras mitos y leyendas de la ciudad de Cáceres, os lo contamos.

Corría el año 1490, y los Reyes Católicos se encontraban en plena campaña militar para la reconquista musulmana. Fue en ese momento cuando uno de sus campamentos sufrió un incendio que lo destruyó al completo.

Como consecuencia de este evento, los monarcas deciden levantar nuevamente el campamento, pero esta vez lo hacen en piedra, para asegurarse la continuidad de la edificación. Los fondos con los que se iba a levantar este nuevo campamento, habrían de librarlos las Cortes Generales, que se encontraban reunidas en Tordesillas (Valladolid). Debía recaudar el dinero en un día, antes de que se pusiera el sol.

De este modo, la reina Isabel la Católica inició viaje por la Vía de la Plata para tratar de llegar a ellas antes de que se disolvieran.

A su paso por la ciudad de Cáceres, la monarca toma conciencia que la misión de llegar ella misma hasta Tordesilla, hasta las Cortes, era harto imposible. Por ese motivo, buscó en Cáceres a un valiente caballero que cumpliera tamaña hazaña, y así fue que lo encontró.

Antes de que el caballero emprendiera el viaje, la reina le anunció: “Si con el sol is, y con sol volvéis, noble seréis”.

El caballero se zafó en conseguir tal hazaña, y la reina, en prueba de su compromiso, le nombró maestre de la Orden de Alcántara, otorgándole el apellido de Solís y el escudo con el sol, haciéndole grande de España, tal y como da fe el yelmo que corona su escudo.

Moneda de Oro

Uno de los mitos y leyendas de Cáceres menos conocido hasta la fecha, es el que actualmente nos ocupa, el de la moneda de oro. Sigue leyendo, porque no es usual, y está alrededor del Convento de San Francisco El Real (hoy, Complejo Cultural San Francisco).

Según nos ha llegado hasta nuestros días, el franciscano Fray Pedro Ferrer, inició viaje desde Valencia en busca del lugar donde abrir un convento.

Al llegar a Cáceres, rápidamente consideró la ciudad como el lugar adecuado para fundar el convento, lo único, se encontró con un inconveniente, y es que a las autoridades gobernantes en la ciudad en aquellos momentos no le pareció tan buena idea, por ello, el franciscano decide abandonar Cáceres en busca de otro lugar.

Lo que las autoridades gobernantes en aquel entonces en Cáceres, no esperaban que, el franciscano, al momento de partir de Cáceres tuviera que herrar a su caballo. Casualmente, pasó por el herrero que estaba trabajando sobre el equino, D. Diego García de Ulloa, a quien Fray Pedro Ferrer, le pidió ayuda para satisfacer la deuda contraída con el herrero.

Diego García de Ulloa inicialmente rehusó diciendo que no tenía dinero encima para tal fin, pero en un bolsillo de sus ropajes apareció una extraña moneda de oro con la que se saldó la deuda.

Fray Pedro Ferrer aclamó que San Francisco había obrado un milagro, y las autoridades decidieron que se habría de levantar el convento en Cáceres. El herrero, trabajaba en las huertas de la Ronda de San Francisco, a la altura de donde se encuentra hoy día el antiguo Convento de San Francisco El Real (hoy, Complejo Cultural San Francisco).